La campana de la tarde


La barca huía sobre la fugitiva ola
La noche se prolongaba como una apacible tarde
A la Luna de cielo pálido, meditativa
Prestaba un dulce abrigo en su vestido negro

En la lejana niebla una triste campana
Suspira un piadoso sonido al compás de los campanazos
El santo ruido viene a pasar por el atento oído,
Como una sombra que el ojo cree en ocasiones entrever.

A la piadosa voz la dócil barca que
Sobre la ola se estremece, se detiene, después vacila,
Y sobre el flujo durmiente, sin despertarlo, se calma.

El barquero poseedor de una mano ruda y digna
Curva su fruncida frente, la devoción se muestra...
Y la barca retoma su marcha hacia el puerto.


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